Abogado matrimonialista Sevilla
El hombre ha tenido que imponer normas de convivencia para regular la conducta de las personas y así se pueda cohabitar con individuos tan distintos, cada uno con características y personalidades diferentes, por lo tanto, de no existir modelos que organicen la agrupación de los humanos muy probablemente reinaría el caos. Así nacen las leyes y los profesionales que velan por su complimiento como lo puede ser un abogado matrimonialista Sevilla.
Entre esos modelos de convivencia se ideó el matrimonio, el cual consiste en la unión de dos personas que presuntamente desean compartir un mismo hogar y que además manifiestan un sentimiento conocido como amor mutuo. No obstante, para fines legales se resume a la firma de una especie de contrato en donde ambos asumen compromisos y responsabilidades.
Hay personas que consideran que no es necesario “firmar un papel” para unirse a otra persona, aunque socialmente no sea lo adecuado, según lo expuesto al inicio. Incluso se escuchan historias de parejas que permanecían juntas por largo tiempo y al casarse todo cambia, desmoronándose la relación.
Son muchos los puntos de vista sobre la conveniencia de contraer nupcias o no. Sin embargo, las dudas que se presenten antes de dar dicho paso, o descartarlo totalmente, se pueden plantear a un abogado matrimonialista, quien podrá aclarar y probablemente aconsejar en base a los temores que se tengan.
Por ejemplo, existen las capitulaciones de bienes, de esta manera se prevé que si existe una futura ruptura no se produzca un perjuicio a quien tenía un patrimonio formado antes de la unión, esto es especialmente convenientes si se tienen hijos con parejas previas, ya que no solo se impactarían los intereses del contrayente sino también de su prole.
También este especialista del derecho podrá informar abiertamente lo que implica un eventual divorcio. Otra cosa muy interesante a conversar tiene que ver con los compromisos que acarrea la unión aún sin ejecutarse un matrimonio civil, es decir, si la decisión es permanecer en concubinato, pues igualmente la ley regula esta forma de convivir.