
Las empresas que funcionan en horarios diferentes a los usuales, por lo general, tienen vehículos para trasladar al personal o contratan los servicios de algún transporte privado que movilice a la gente desde y hacia la zona de sus actividades laborales. En ocasiones, los trabajadores se organizan de modo de asegurar una partida rápida y minimizar el tiempo necesario de llegada a los lugares de destino.
Asimismo, muchas de las grandes corporaciones con una gran cantidad de empleados poseen su flota privada de autobuses para el traslado de la gente a la hora de entrada y salida de sus trabajos. Estos se aparcan durante el resto de la jornada, y son controlados por un departamento encargado de responder con eficacia cuando se necesitan.
La posibilidad de que la empresa disponga de un mecanismo que garantice el transporte, sin verse obligada a poseer una flota propia se traduciría en un considerable ahorro. O quizás, ofrecer los servicios del sistema de autobuses con otros fines, en sus momentos de baja demanda, podría convertirse en una fuente de ingresos extras, distintos a los generados por la actividad medular.
En los últimos tiempos, el desarrollo de sistemas individualizados de comunicación ha estado cambiando la forma de hacer las cosas en muchos ámbitos. Así, los métodos de desplazamiento del personal difícilmente pueden quedarse de lado y los esfuerzos para organizarlos han comenzado a jugar un papel protagónico.
La creación de aplicaciones informáticas que permiten integrar las flotas de transporte, da lugar a que se optimice el empleo de las unidades disponibles en un área geográfica, pudiendo incrementar además su utilidad en los períodos de uso mínimo, encauzándolos a otras actividades que generen rentabilidad.
Realmente todo depende de cuánto se puedan organizar los individuos usando las redes sociales y las aplicaciones de servicio. De este modo, se obtienen las mejores prestaciones de los recursos de transporte para trabajadores con que se cuenta en las ciudades.