Todo aquel que de niño jugó con una manguera, está familiarizado con los métodos para detener el flujo por completo, o volverlo un poderoso chorro con el que empapar a alguna víctima desprevenida. Lo que es tan sencillo como, presionar el dedo de una u otra manera en el extremo de salida. Son justamente dichos principios los que se consideran al participar en la fabricación válvula de mariposa.
Muchas industrias, estando la petrolera, automotriz y farmacéutica, entre ellas; necesitan modos eficientes de controlar la circulación de grandes cantidades de producto, a través de tuberías cerradas. En realidad, los caudales no podrían ser manipulados directamente por los trabajadores. Allí aparecen los equipos que nos ocupan.
Pros y contras de las válvulas de mariposa
Su forma es extremadamente simple de entender y construir, y consiste en una plancha redondeada afirmada a un eje. Ésta gira sobre sí misma en ángulos de noventa grados, con tan solo darle un cuarto de vuelta a la palanca que lo acciona, lo que permite que:
- El flujo de la sustancia que circula por su interior sea prácticamente ininterrumpido.
- Se use por largos periodos de tiempo con poco mantenimiento, ya que no posee esquinas, orificios ni desniveles donde acumular restos de ningún tipo.
- Sea especialmente apta para el uso a gran escala, porque no requiere de mucho material en la construcción y opera en espacios bien reducidos.
Debido a que únicamente presentan dos posiciones, abierto y cerrado, no se recomiendan para servicios que demandan precisión milimétrica. Tampoco son útiles si la presión de operación es elevada; aunque las especializadas, de alto rendimiento, pueden enfrentarse a esos requerimientos de elaborarse justo a la medida.
Dato curioso: los dispositivos en cuestión deben el nombre al movimiento de bamboleo que generan cuando tienen un pequeño grado de libertad para girar sobre su eje. Este se asemeja al vuelo errático de dicho insecto en el aire.
Las válvulas de mariposa, quizás, ocupen solamente una pequeña porción de un submundo impresionante, pero no se debe subestimar su importancia. Estos elementos, por insignificantes que parezcan, resultan vitales para el buen funcionamiento de las fábricas.